Disclaimer

Por favor, este blog no es para gente que se cree todo a pie juntillas, gente que se chupa la cantaleta del Ejecutivo, gente cucufata, gente terca, gente que le gusta hacer escandaletes y sobre todo gente monse. (Creo que ni yo lo puedo leer).
...las aventuras descritas aquí "a veces" se parecen a tu realidad. Claro si me las cuentas y me dices que lo ponga, ¡¡¡¿tons qué te quejas?!!!

viernes, 1 de agosto de 2008

Transporte Público y Obras en Lima

Hace ya varios días que tenía pendiente escribir unas líneas acerca del transporte público de Lima y las obras que a diario vemos en las calles y avenidas de esta gran orbe. Seguro ya todos conocerán de sobra la temática de este post, pero igual, ahí les cuento lo que me sucedió en estos días, si desean lo pasan o sino, pues a leerlo.

Resulta que tenía una cita con una persona en San Isidro hace como 4 días, cerca del hotel Meliá. Dado que no tengo auto (espero algún día no muy lejano tener uno, aunque viendo cómo está Lima, lo usaría únicamente para salir de la ciudad), tuve que movilizarme, para variar, en las conocidas combis, parte neurálgica del sistema de transporte público para los simples mortales como yo. La combi elegida, fue la de la línea conocida popularmente como “el Chama”, una combi de color rojo con dos franjas de distintos tonos de verdes que circula desde la avenida Universitaria en la Universidad Católica hasta Surco, también viene en presentación grande, la Coaster, pero esa no la utilicé, además la presentación más grande tiene varias rutas.

Tomé la dichosa combi en la avenida Caminos del Inca con
Benavides a eso de la 1 de la tarde. La cita era a las 2, así que estaba con el tiempo adecuado, al menos eso creía yo hasta que comenzaron los problemas. Primer problema, el cruce de las avenidas Astete y Benavides. Resulta que una señora ya mayor que manejaba un corsa, se había detenido cerrándole el pase a una coaster de la línea, también llamada por el populorum como “Pamela” –es que nosotros los limeños somos algo cómicos para bautizar a nuestras líneas de transporte-, al parecer la señora vociferaba al chofer de la coaster, quién no se animó a bajar (a juzgar por la cara de la señora, ni yo me animaría a responderle siquiera) que era un h%jo d3 9u$4 y un soberano h93%v0$n por haberle cerrado el pase unos metros atrás, lo cual pudo causarle un terrible accidente. La señora decía al público casual, es decir al resto de la gente parada en la avenida contemplando la pequeña obra teatral, que no se movería sino hasta que llegara la policía y le pusiera una multa al chofer h%jo d3 9u$4, que palabras tan dulces la de la señora. En fin, el altercado duró como 7 minutos, yo miraba el reloj por que estaba impacientándome un poco, llegó el serenazgo de Surco, pero la señora quería la policía y no un “simple serenazgo”. Increíble 7 minutos parados, por un corsa una coaster y un policía que no aparecía. Se apareció un patrullero y todos logramos arrancar del lugar gracias a que los policías casi obligan a la señora, pistola en mano, que aparque su vehículo.

Luego del pequeño incidente, apareció el problema de siempre: alto tráfico en el óvalo Higue
reta, no nos permitía ni acercarnos siquiera al dichoso óvalo. Estábamos parados en el mercado Edén, justo antes del carril de la pista que va debajo del óvalo, y menos mal, al chofer se le ocurrió aventarse por dicha vía. Sorteando un enmallado de coches, motos, taxis y más combis pudimos entrar a dicho carril y aparecimos del otro lado en segundos, para luego seguir encontrándonos con dicho problema en el cruce de Benavides y la avenida Panamá, y para aderezar más el caldo, había una pequeña obra en dicho cruce. En miraflores todo lo pasé tranquilo, por suerte, creí que ahí tendría problemas, pero tuve suerte de no quedarme atorado por nada. Luego de esa pequeña epopeya llegué al lugar justo a las 2, conforme a lo pactado.

Sigamos, que las anécdotas siguen. Resulta que el jueves pasado tomé la 41, un bus del color de los “Enatrus” ¿lo conocen no? Subí a él en el cruce de Tomás Marzano con la avenida Surco en dirección a Jesús María, específicamente a las oficinas de los Registro Públicos a realizar algunos trámites que tenía pendiente, eso queda cerca de la avenida Salaverry. En el bus, recién se me ocurrió tomar algunas fotos del bus, así como de las afueras de este, a medida que la 41 recorría su ruta.

La cuestión es que este bus terminó tan, pero tan, pero tan lleno, que
no me quedó espacio ni para manipular el celular, con ese equipo tomo la mayoría de fotos al paso (¿no querrán que cargue mi cámara todos los días a la calle, no?), tan es así, que me quedé quieto con el celular en la mano, sin teclear nada por cerca de 10 minutos, ni poder cerrarlo, y para colmo en un paradero subió una señora vestida con varios prendas con motivos andinos, esas prendas de varias capas, cargada de muchos bultos, además subieron lo que parecían ser sus dos hijos, ambos parecían de la misma edad, como de 5 años. En una de las fosas nasales de uno de ellos, se podía distinguir cierto líquido viscoso, de aquellos que me salen a mi cuando estoy agripado y pues, el niño, al no tener pañuelo, ni mucho menos papel higiénico, hacía la asepsia del momento con la manga de su chompa, también de multicolores motivos andinos. Por cierto su chompa me gustó mucho, lástima que la tenía ya muy maltratada. Luego de unas cuadras, 10 minutos como les dije, la gente fue bajando, sobre todo, cuando estábamos en Lince, y al fin pude guardar el celular en su estuche. Acto seguido y dado que siempre cargo conmigo un pañuelo y un poco de papel higiénico, saqué un poco de papel del bolsillo y le entregué al chico. Él me miró, se lo dio a su mamá y ella lo guardó en sus pechos. No quiero ni interpretar el porqué de guardárselo y no devolvérselo al chico, supongo que le darán usos más importantes al dichoso papel. Mientras tanto el chico seguiría con la mecánica de asepsia tan natural para él.

Al bajar del bus sentía como si hubiera salido de una pelea de cachascán, todo desarreglado con la camisa afuera, la basta de mi pantalón ligeramente manchado con una huella de algún zapato que habría pasado en un momento de bajada apresurada de algún pasajero, la verdad quería bañarme. Me arreglé como pude y me compré una botella de agua para tomar, a pesar del invierno, la travesía en el bus me había dejado algo febril.

El sábado salí a una reunión de despedida de un amigo que viajaba a Europa, no recuerdo el país, no me interesó mucho, ya que tan amigo mío no lo era, pero lo conocía por otras personas, y dado que me había pasado la voz personalmente, no quería hacerle el desplante, además no tenía nada que hacer ese sábado por la noche, ni trabajo ni planes de diversión, ni visitar a alguien.

La reunión fue amena, me quedé hasta cerca de las 2 y media de la madrugada, ya era domingo, así que tomé un taxi. Dado que me venía desde Bellavista pude apreciar por un buen tramo bastantes obras detenidas por el horario de madrugada. Se veían por diversas calles y avenidas mallas, pilotes, máquinas paradas, material apilado, guardias durmiendo, etc. También vi, en San Miguel gent
e trabajando en un edificio de madrugada. Si pues, cuando hay dinero pero no el tiempo, hay que acelerar los trabajos, ¿no? En cambio cuando no hay tiempo pero si población electoral ávida por ver hechos y no palabras, se hace necesario realizar los trabajos de día, en avenidas muy llamativas y por sobre todo, puente que se haga, debe ser aéreo y no al ras, es decir no escarbar, sino poner columnas, pistas sobre nuestras ventanas y el cartelito de la foto del alcalde, claro está. Esto último me salió algo político pero en fin, qué se hace, así es pues.


lunes, 21 de julio de 2008

Una salida 'Intraweek'

Bueno, bueno, me tardé algo en sacar un nuevo post, y es que otras ocupaciones me habían entretenido un tanto, pero bueno ya estoy aquí otra vez.

Resulta que el miércoles había hecho caso a los antojos callejeros y mundanos que tiene el cuerpo de vez en cuando, no piensen mal, me refiero únicamente a que pasando por la cuadra 14 o 15, o tal vez la 16 o 17, en fin, por ahí, me aventé a comer un rico, al menos así se veía, sánguche (sí, así también se puede escribir, ya lo vi por internet) de pollo con mis favoritos: rocoto (que no había) y mostaza. Luego de la atragantadera fui a descansar con un poco de temor por algún resentimiento estomacal que pudiera suscitarse, y es que para estas cosas mi reactor suele resentirse de vez en cuando.

Fue así que al día siguiente, jueves ya, la mañana se volvió pesada, en efecto el temor se había convertido en una meridiana realidad, así que tuve que atender los pedidos de mi reactor algunas veces esa mañana. Para el almuerzo me pedí una dieta, y me vino una cosa que nunca había comido, un pollo picado en trozos medianos con puntos de pimienta servido como plato de chifa, una especie de pollo con verduras, pero sin el jugo o guiso que acompaña al referido cuenco. De postre: la gelatina de ley para aquellos momentos de broncas estomacales. Ahí pueden ver las fotos que suelo tomar de las cosas que les cuento. (Para el sánguche contado allá arriba no tomé foto, así que piñata)

Por la tarde ya no pasé malestar alguno, no sé si por las labores que realicé esa tarde que me hicieron olvidar el asunto o porque realmente ya me había curado. Lo uno o lo otro, el asunto terminó ahí y no volví a recordarlo sino hasta hace unos minutos que bajé las tomas a la PC para armar el presente post.

Ese jueves por la noche un primo me llamó para decirme que se iba con otro primo y algunos brothers a pasar un rato por la calle de las pizzas en Miraflores. Yo que ya estaba en mi cuartel porque quería descansar temprano y andaba con mi buzo de pichanga y mis zapatillas Umbro tuve que bañarme, talquearme, perfumarme (si me permiten tales verbos, claro) y vestirme como todo un chico miraflorino bonito, no vaya a ser que al súper eficiente serenazgo miraflorino con la no menos súper eficiente policía miraflorina quieran arrestarme por traer mis zapatillas pichangueras Umbro o por tener un polo que decía Pakman, qué crueldad dejar que la vecindad miraflorina observe tamaño espectáculo de andar con ropa no adecuada al ambiente, y que para colmo tenga un motorola encima, ¡por Dios qué atervimiento!, en fin, ya no sigo porque me enervo, ¡plop!

Fue así, que puntual yo, arribé a la tan mencionada calle miraflorina (fotito habla) y al encontrarme con la ‘gentita’ (vaya termino) entramos al Son de Cuba, una discoteca especializada en salsa, en especial la cubana, obvio pues, de ahí el nombre. El local tenía ambiente entretenido, habían varias parejas bailando, qué chéveres como bailaban, estaban ahí haciendo sus coreografías cual alumnos de academia de baile, ¿serán de una academia acaso?, podría ser, algunos intercambiaban parejas con una facilidad de paso y coreografía sin mirarse ni hacerse señas previamente, todo esto me hizo creer fehacientemente (que bonita palabra) que estos compadres ya estaban programados.

Había también una banda que comenzó a tocar a eso de las 12, salsa para variar, pero ya eran unas canciones más conocidas. Uno de los cantantes era el ex-vocalista (según mi primo) de la Charanga. En un momento, una chica, cual bailarina del programa de Barboza, se subió al estrado y se puso a bailar y mover la cintura, o lo que parecía era su cintura, la chica era algo despachada, bueno ya ustedes juzgen, a la foto.

Por cosas de pura joda nada más, le tomé una foto al deodorizador del baño del local, dice un ‘brother’ que no entendía esa manía mía de tomarle foto a casi todo lo que veo, en fin.

Luego fuimos a comer sanguches al Peruanito, pero dada la hora (más de las 2 am) el kiosco ya estaba cerrado, así que ya saben, cuando estén por esos lares una madrugada de día de semana, el Peruanito cierra a las 2 am, así que tomen las provedncias del caso. Así que finalizando, como el hambre arreciaba, fuimos a los populares sánguches Mostro en Barranco. Para esos ratos no saqué fotos, estaba ya algo cansado.

Hasta la próxima.



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martes, 15 de julio de 2008

San Antonio – Magdalena (Con una breve composición de la Av. Brasil)

El día de ayer, a eso de las 6 de la tarde quedé libre de trabajo, así que animado por ello (ya que los lunes suelo andar ocupado hasta 'bien noche') y dado que quedó pendiente una conversación con una amiga, acordamos ir a San Antonio, una pastelería en la que se puede pasar una velada agradable degustando dulces, panes, jugos, helados, empanadas, pasteles, y algunos etcéteras más. El local acordado fue el mismo al que fuimos hace algún tiempo: el del distrito de Magdalena del Mar.

Antes de seguir con el relato les contaré que por cosas del destino que no diré aquí terminamos en la Avenida Brasil, esa casi olvidada vía que va desde el borde del mar hasta la plaza Bolognesi en Breña. La vía se mostraba casi vacía, característica que llamó mi atención inevitablemente, mérito por la que dedico unas palabras. Al cruzar la mencionada vía, me vino a la cabeza el tráfico de la Avendida Javier Prado cuando ésta recorre los barrios de Camacho y San Isidro, el tráfico de Benavides, el de Faucett al cruzar el río Rímac, el de 28 de Julio en Miraflores, el de Angamos en casi todo su trayecto de Este a Oeste, el de la Av. Sucre, el de la Av. Abancay (casi maravilla de la humanidad ya que no creo que exista avenida en el mundo que soporte tanto tráfico por hora), el de la Av. Próceres en Lurigancho, el de…, en fin, el de innumerables vías que hay en Lima. Realmente la Av. Brasil me dejó un tanto perplejo, su contraste era único, aunque ya varias veces había transitado por ahí, no me había detenido a pensar en ello, no podía creer que mientras esta vía partía a Lima casi en dos tocando y limitando a 5 distritos, carecía del “digno tránsito limeño” con el que cuentan otras vías. La avendida Arequipa es una de las más castigadas con su tráfico, y ésta va casi en la misma dirección de la avenida Brasil, podría decirse que es su paralela; ¿qué tendrá entonces esta vía que no tenga la Av. Brasil como para que nadie le haga caso?, en fin son cuestiones que ya no pienso dilucidar aquí porque primero, pienso que logré mi cometido de poner a pensar al lector sobre este tema, y segundo, no es el tema principal de la nota.

Continuando con el asunto del rubro de la referencia, como dice un caballero amigo mío, llegamos a San Antonio y pues el “kiosco” estaba con todas las mesas ocupadas. Creo que tiene cerca de 25 mesas, en las que pueden estar de 2 a 4 personas. Le pregunté al que hace las veces de maitrë que nos avise de una mesa disponible y me comentó que tenía que sacar un ticket. Dado tal requerimiento saqué uno, 40 fue nuestro número, al avisar del turno al maitrë éste me señaló sonriente un monitor del local y pues, cual agencia bancaria, el conteo estaba en el turno número 32. Nos dispusimos a ver los dulces que se mostraban en los mostradores y escaparates del salón de atención para matar la espera, pasó algó más de 10 minutos para que se nos llamara y se nos guiara hasta nuestra mesa.

Lo clásico, para mi amiga y yo cada vez que salimos a saldar conversaciones pendientes, es nuestro milkshake, ella el de lúcuma y yo el de avellana. Para esto de los milkshakes, a pesar que yo mato por la lúcuma, me parece mejor -sólo en caso de milkshakes- si es de avellana. Además de las bebidas, yo quería una flauta, pero ella luego de ordenar una pizza me advirtió que mejor aún no pida otra cosa, no valla a ser que ella no pueda terminarla. En fin, yo de todas formas iba a pedir mi flauta, pero la insistencia de ella me hizo pensar que en efecto la flaca sólo le daría una probada a su pizza para dármela casi entera, con lo cual ya no me quedaría espacio en el estómago. Y eso que soy de “buen diente” pero el almuerzo de la tarde me había dejado un tanto satisfecho como para dejarme espacio para varios aperitivos más.

Así fue que en plena conversa sobre rentabilidades de cuentas a plazo fijo, familiares enfermos, problemas de trabajo, películas actuales y el tema que nos llevó a San Antonio, nos trajeron los milkshakes y la pizza "Tres Quesos". En efecto, el lonche fue suficiente, y no me animé a pedir mi flauta, por miedo a dejarla a la mitad, que desperdicio pedir tan buen manjar para no disfrutarlo completo, no corre pes, como diría un ‘man’ que conozco. Bueno si sigo con esto de la comida del local ya va a parecer un blog publicitario, no debería nombrar el nombre del local ni sus productos, pero en fin, para que la nota se entienda mejor, de vez en cuando es necesario describir algunas cosas exactamente como son.

Una vez terminado el parche-conversatorio, como mi amiga y yo lo habíamos llamado, nos retiramos cada uno a nuestros cuarteles respectivos, y en el camino me lancé y saqué unas fotos más, además de las ya mostradas, sobre un cartel que me parece ‘chévere’ y sobre una tontería: gente adentro de un bus de transporte urbano. Para muchos extranjeros es la forma más divertida de movilizarse por Lima, entre ellos un primo mío, claro pues, no viajan todos los días en ello, pero para el que suele usar seguido dicho servicio es todo un sufrimiento, sobre todo cuando va lleno. En esa foto me salió otro cherry, pero igual se ve bien. Por favor no rajar de las fotos que las hice con un celular.

Bueno nos vemos.



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lunes, 14 de julio de 2008

Saludo de Autobienvenida

Me permito saludar al populorum, si lo habrá claro está; pero en fin, ¡¡¡HOLA GENTEEEEEEEE!!! Es la primera vez en esto de los blogs así que me disculparán los primeros pasos, que por cierto ni en eso ando, tal vez, de acuerdo a tal cronometría recién estaré gateando. Para comenzar les contaré que hace no mucho tiempo intenté hacer un blog con el nombre de Kisha, pero al intentar actualizarlo o crearlo (pues no supe que hacía) ya no estaba disponible; no sé si de verdad en aquella oportunidad del primer intento lo llegué a crear o algún otro ente ya me quitó el nombre.

La verdad, al igual que aquel primer intento, no sé que pondré en blog, pero ya se verá con los días. Espero que se diviertan con el contenido o que al menos les parezca interesante. Los comentarios son bienvenidos, y las críticas constructivas, aún más.

Gracias, si hay alguien ahora a quién agradecer.

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