Disclaimer

Por favor, este blog no es para gente que se cree todo a pie juntillas, gente que se chupa la cantaleta del Ejecutivo, gente cucufata, gente terca, gente que le gusta hacer escandaletes y sobre todo gente monse. (Creo que ni yo lo puedo leer).
...las aventuras descritas aquí "a veces" se parecen a tu realidad. Claro si me las cuentas y me dices que lo ponga, ¡¡¡¿tons qué te quejas?!!!

lunes, 21 de julio de 2008

Una salida 'Intraweek'

Bueno, bueno, me tardé algo en sacar un nuevo post, y es que otras ocupaciones me habían entretenido un tanto, pero bueno ya estoy aquí otra vez.

Resulta que el miércoles había hecho caso a los antojos callejeros y mundanos que tiene el cuerpo de vez en cuando, no piensen mal, me refiero únicamente a que pasando por la cuadra 14 o 15, o tal vez la 16 o 17, en fin, por ahí, me aventé a comer un rico, al menos así se veía, sánguche (sí, así también se puede escribir, ya lo vi por internet) de pollo con mis favoritos: rocoto (que no había) y mostaza. Luego de la atragantadera fui a descansar con un poco de temor por algún resentimiento estomacal que pudiera suscitarse, y es que para estas cosas mi reactor suele resentirse de vez en cuando.

Fue así que al día siguiente, jueves ya, la mañana se volvió pesada, en efecto el temor se había convertido en una meridiana realidad, así que tuve que atender los pedidos de mi reactor algunas veces esa mañana. Para el almuerzo me pedí una dieta, y me vino una cosa que nunca había comido, un pollo picado en trozos medianos con puntos de pimienta servido como plato de chifa, una especie de pollo con verduras, pero sin el jugo o guiso que acompaña al referido cuenco. De postre: la gelatina de ley para aquellos momentos de broncas estomacales. Ahí pueden ver las fotos que suelo tomar de las cosas que les cuento. (Para el sánguche contado allá arriba no tomé foto, así que piñata)

Por la tarde ya no pasé malestar alguno, no sé si por las labores que realicé esa tarde que me hicieron olvidar el asunto o porque realmente ya me había curado. Lo uno o lo otro, el asunto terminó ahí y no volví a recordarlo sino hasta hace unos minutos que bajé las tomas a la PC para armar el presente post.

Ese jueves por la noche un primo me llamó para decirme que se iba con otro primo y algunos brothers a pasar un rato por la calle de las pizzas en Miraflores. Yo que ya estaba en mi cuartel porque quería descansar temprano y andaba con mi buzo de pichanga y mis zapatillas Umbro tuve que bañarme, talquearme, perfumarme (si me permiten tales verbos, claro) y vestirme como todo un chico miraflorino bonito, no vaya a ser que al súper eficiente serenazgo miraflorino con la no menos súper eficiente policía miraflorina quieran arrestarme por traer mis zapatillas pichangueras Umbro o por tener un polo que decía Pakman, qué crueldad dejar que la vecindad miraflorina observe tamaño espectáculo de andar con ropa no adecuada al ambiente, y que para colmo tenga un motorola encima, ¡por Dios qué atervimiento!, en fin, ya no sigo porque me enervo, ¡plop!

Fue así, que puntual yo, arribé a la tan mencionada calle miraflorina (fotito habla) y al encontrarme con la ‘gentita’ (vaya termino) entramos al Son de Cuba, una discoteca especializada en salsa, en especial la cubana, obvio pues, de ahí el nombre. El local tenía ambiente entretenido, habían varias parejas bailando, qué chéveres como bailaban, estaban ahí haciendo sus coreografías cual alumnos de academia de baile, ¿serán de una academia acaso?, podría ser, algunos intercambiaban parejas con una facilidad de paso y coreografía sin mirarse ni hacerse señas previamente, todo esto me hizo creer fehacientemente (que bonita palabra) que estos compadres ya estaban programados.

Había también una banda que comenzó a tocar a eso de las 12, salsa para variar, pero ya eran unas canciones más conocidas. Uno de los cantantes era el ex-vocalista (según mi primo) de la Charanga. En un momento, una chica, cual bailarina del programa de Barboza, se subió al estrado y se puso a bailar y mover la cintura, o lo que parecía era su cintura, la chica era algo despachada, bueno ya ustedes juzgen, a la foto.

Por cosas de pura joda nada más, le tomé una foto al deodorizador del baño del local, dice un ‘brother’ que no entendía esa manía mía de tomarle foto a casi todo lo que veo, en fin.

Luego fuimos a comer sanguches al Peruanito, pero dada la hora (más de las 2 am) el kiosco ya estaba cerrado, así que ya saben, cuando estén por esos lares una madrugada de día de semana, el Peruanito cierra a las 2 am, así que tomen las provedncias del caso. Así que finalizando, como el hambre arreciaba, fuimos a los populares sánguches Mostro en Barranco. Para esos ratos no saqué fotos, estaba ya algo cansado.

Hasta la próxima.



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