Comenzó la primera escena y "al fresco" te zampan una canción (por lo general no me gustan las pelas que cargan canciones, menos las películas musicales), era la madre de Fausta (Magaly Solier) cantando una historia sucedida durante los tiempos de los grupos subersivos en el Perú. Y luego introducciones de personajes un tanto cómicas y otas irónicas. Mi compañero de cine de esta oportunidad me dijo "Que exagerados, no son así", es que la patética escena era la preparación de un vestido de novia con todos los excesos de figuras (la escena) y diálogos esperados en el contexto puesto en pantalla. Mientras el film avanzaba me imaginaba cómo lo vería un europeo, tal vez le haya puesto otro matiz, pero como soy más peruano que la papa, si la mejor amiga de Fausta es eso, pues no hallé la respuesta.
Fausta tiene muchos temores, entre ellos el que la violen, por ello no le gusta andar sola en la calle; es excesivamente sumisa, parca y tonta. Su madre le trasmitió una enfermedad que se genera cuando una mujer gestante o en período de lactancia es violada, y pues la niña Fausta lleva irremediablemente esa enfermedad. Su personaje es bastante ignorante, lo irónico es que ella dice que no lo es, y en su ignorancia lo más inteligente que pudo hacer para prevenir una eventual violación es introducirse una papa en el vientre, emulando a una mujer que vio hacer eso en su pueblo de orígen. Con aquel acto parece que Fausta esconde sus miedos, sus creencias a lo malo del mundo, y de paso su no aceptación a la realidad que ahora no es la misma que antaño durante las épocas duras de su pueblo. Miedos internos/externos todos quedan detenidos con la dichosa papa. Periódicamente debe cortarse la raíz que "prospera" (palabras del doctor que la atendió) y en el iterín de sus días debe trabajar para conseguir dinero y poder llevar a su fallecida madre a su pueblo, antes que su tío se canse de esperar y la entierre en el patio de casa, y es que guardar un cuerpo debajo de una cama por muchos días no es muy higinénico ni para ellos.
Escenas van, escenas vienen, y por supuesto las canciones también; canciones cantadas por Fausta, por la señora dueña de casa, canciones de los grupos musicales (lo peor fue eso), en fin, hasta piropos groseros hubo (¿habrá sido necesario hacer eso?), sólo Claudia Llosa lo sabrá. Tal vez esa tendencia de crear un mundo cada vez más real, lo haga necesario.
Aún así y escenas de diverso calibre, la película me pareció buena, por los cohetes que le reventaban esperaba algo superior (no se asen, es MI oinión), pero en fin, de por sí ya es muy superior a muchísimas pelas peruanas. Lo bueno es que muestra elementos de historia-leyenda traída de los andes y que aparentemente no permitiría avanzar a los personajes de la película, lo malo para mí, la excesiva ironía de mostrar ello y la pésima ambientación musical.
Café Lumiëre: La Teta Asustada
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